¿Cual es nuestra doctrina?
Nuestras bases bíblicas se asocian firmemente a las doctrinas fundamentales, reveladas en la Santa Biblia. Cabe mencionar que el Señor Jesucristo establece que las vidas recientemente convertidas sean adoctrinadas y enseñadas. (Mateo 28:19-20 , Marcos 16:15)
Luego de haber tomado la mejor decisión de su vida; el reconocer a Jesucristo como su Señor y Salvador por medio de la fe y por consiguiente haber nacido de nuevo, el creyente debe recibir “Instrucciones Bíblicas” con la intención de aprender acerca de su nueva vida en Cristo, así como también las doctrinas, normas y reglas bíblicas que serán el sello en su profesión cristiana.
El Movimiento Misionero Mundial se adhiere a las doctrinas fundamentales de las Sagrada Escritura, tales como:
Cielos nuevos y tierras nuevas
Es un lugar físico en el cual moraremos con cuerpos glorificados. El Cielo que declara las sagradas escrituras, será un nuevo y perfecto lugar en el cual viviremos. La Nueva Tierra estará libre de pecado, maldad, enfermedad, sufrimiento y muerte.
El bautismo en agua por inmersión, según lo ordenado por Cristo
Toda persona que sinceramente se ha arrepentido de sus pecados y ha recibido a Cristo como su salvador, debe cumplir el mandato bíblico de ser bautizado en agua. Así que no querer ser bautizado en agua, conforme lo ordenó el Señor, es desechar los designios divinos.
El bautismo en el Espíritu Santo, subsecuente a la salvación, hablando en otras lenguas
El bautismo en el Espíritu Santo es la investidura de poder sobre la vida del creyente santificado. Esta experiencia, lo vivió la iglesia primitiva, y en la actualidad se mantiene como una promesa divina para todo aquel que decide consagrar su vida a Dios.
El diezmo y el sostenimiento de la obra
El creyente debe de cumplir con las obligaciones en todo lo relacionado al sostenimiento de su propia obra y del obrero. Cada iglesia local sostendrá a su pastor por medio de los diezmos y las ofrendas.
El fruto del Espíritu Santo
Cuando los dones están en continua operación , la Iglesia no debe olvidar el amor y todo los demás frutos. Dones sin amor es címbalo que retiñe. Seamos completos y balanceados ¨Lleguemos a la unidad de la fe y el conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo¨
El levantamiento de la iglesia
Es la promesa de Dios para aquellos que se han guardado en santidad, esto incluirá a los muertos en Cristo, quienes serán resucitados y transformados en un abrir y cerrar de ojos, para así estar todos con el Señor por siempre.
El ministerio y la evangelización
Los verdaderos cristianos se esforzaron por mantener las normas y principios bíblicos de reunión, comunión, servicio, adoración, amor y gobierno. Cada iglesia tiene la responsabilidad de trabajar en la evangelización del evangelio, visitando orfanatos, cárceles, hospitales, etc.
El reino Milenial
El ¨milenio¨ se refiere a un período de mil años, en particular, al reinado de Cristo sobre la tierra. Este hecho comenzará con la segunda venida de Cristo y finalizará con el juicio del Gran Trono Blanco.
La Santificación
La verdadera santidad tiene dos aspectos: el interno y el externo. El creyente santificado será diferente tanto interior como exteriormente. Hay de los que dicen ¨lo de afuera no importa¨, pero la Biblia enseña que sí importa.
La inspiración de las Sagradas Escrituras
La Biblia es la Palabra inspirada de Dios por medio de la cual Él se comunica con su pueblo y la regla infalible de fe y conducta que nos guía con toda seguridad al cielo. A la Biblia no se le puede quitar ni añadir. La Palabra de Dios es inmutable, por lo mismo, sus enseñanzas, preceptos y doctrinas no cambian.
La justificación por la fe
Por medio de la fe el hombre puede ser salvo de la condenación eterna. Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres, gracias a su sacrificio entregado en la cruz, somos salvos.
La salvación por la fe en Cristo
La salvación del alma es una transformación que es efectuada en el alma y la vida del creyente. Esta transformación es descrita como un nuevo nacimiento, siendo engendrados por Dios y su palabra.